martes, 27 de abril de 2021

EL TEA Y LA MANERA DE VER LAS COSAS (María)

 

El TEA y la manera de ver las cosas (María)


Hola, soy María tengo 24 años. Os voy a contar sobre cómo convivo con el Asperger.

 Espero que disfruten de mi historia y comprendan lo que es convivir con el Síndrome de Asperger, nosotros vemos el mundo de una manera diferente. Algunas personas no se dan cuenta que somos honestos, leales y muy buenas personas, no vemos la maldad de los demás porque no captamos las bromas, las ironías, los dobles sentidos, etc.

Todas las personas con TEA no son iguales, varias personas me preguntaban:

-¿Todos sois iguales?

Les decía que no, porque tanto las personas neurotípicas como las personas con TEA, tienen personalidades y gustos diferentes. Pensaba... si todos tuviésemos Asperger, el mundo sería más humilde habiendo paz y humanidad, sin que haya guerras, etc. Un mundo en el que no estuviésemos en la miseria, pero no todo el mundo es igual.

Mi historia comenzó yendo a la guardería, en los recreos siempre me quedaba en un rincón sola, nadie se me acercaba. Un día me dio una insolación, llamaron a mis padres, me recogieron para llevarme al hospital y me pusieron compresas frías para que me bajase la fiebre. En infantil conocí a compañeros nuevos, pero no compartían sus juguetes ni jugaban  conmigo hasta tercero de primaria, ahí es cuando empecé a sentirme sola.

En las salidas del colegio, siempre había un niño esperándome, para hacerme una  zancadilla, al caerme siempre me hacía heridas en las rodillas por culpa de ese niño. Mis padres me mandaban a hacer recados, pero me costaba entenderlos.

Me mudé a una casa nueva, conocí a vecinos nuevos, cuando éramos pequeños jugábamos todos juntos y a veces me decían bromas que yo no entendía. Me fui a otro colegio, yo intentaba acercarme a mis nuevos compañeros/as, pero me pasaba lo mismo que en el otro cole. Tuve que repetir sexto, durante ese curso, me empezó a gustar un compañero de la clase, se enteró que me gustaba. Pero no fue correspondido, así que lo usó para meterse conmigo.

Con 13 años, pasé al instituto peor aún, aquí comenzó todo mi calvario, me hacían muchas barbaridades: me encerraban en una clase y me agredían, me criticaban a la espalda, cada vez que entraba al Instituto, pasaba con inseguridad y miedo por los pasillos mirando a los lados sin saber qué es lo que me podía pasar, la gente me veía como objeto de bromas y burlas hasta terminar la ESO. Finalmente, aprobé la ESO.

Con 18 años me diagnosticaron en una Asociación de TEA en Jaén. Tras el diagnóstico, encontré mi lugar, donde me siento integrada y querida por los demás compañeros, monitores y psicólogos, gracias a esa asociación mi vida ha cambiado completamente: he conocido gente nueva, he aprendido a desenvolverme en diferentes situaciones y he conocido a una persona que es muy especial para mí, mi novio.

Veo que el mundo no es totalmente negro ni blanco, al principio no sabemos lo que nos pasa porque hay habilidades que no se nos dan bien a la hora de relacionarnos, pero tenemos habilidades y cualidades muy buenas que las otras personas no son capaces.

El mundo lo veo gris, aunque se nos presente algún obstáculo por medio del camino, no debemos rendirnos y superarnos. El lado positivo es que hay personas como los amigos, las familias, nuestros seres queridos, etc., que valoran y aceptan nuestra forma de ser, esas son las personas que valen la pena quedarse.

Mi vida era totalmente negra, porque sufrí bullying, siempre me sentía sola, no hablaba con nadie y cada vez que me pasaba algo me expresaba dibujando, escuchaba música porque era una forma de refugiarme y sentirme a gusto conmigo misma.

Quiero agradecer a la Asociación Asperger-TEA Jaén por ayudarme en este recorrido y por convertirse en mi segunda familia.

A mi familia por estar ahí, ayudándome y apoyándome, a lo largo del camino.

A mis compañeros y amigos de la Asociación que sin ellos no sabría lo que haría.

A mis amigos por aceptarme tal y como soy.

Al Asperger también porque sin él no sabría quién soy, gracias al Asperger he podido superarme y ser más fuerte teniendo la mente positiva.

 

miércoles, 21 de abril de 2021

MI VIDA CON ASPERGER (Héctor)

Mi vida con Asperger (Héctor)

 

 

Hola querido lector:

Está leyendo el relato que realiza una persona con Síndrome de Asperger con la finalidad de como es mi día a día. Mi nombre es Héctor y tengo el gusto de hacerte saber mi vida acompañado con este síndrome desde la fecha de mi nacimiento, si estás dispuesto, lo demás está en el resto. 

Además de pasar mucho tiempo apartado de los demás niños en los recreos sin apenas relacionarme por falta de entendimiento, no fui comprendido por muchos maestros, ya que desde el principio no se molestaron en saber mi peculiaridad que crea mi condición hasta que apareció una profesora que para mí fue un ángel caído del cielo que siempre recordaré.

Mi madre y los profesores que me entendían me insistían que no era culpa mía, debido a que yo tenía unas características diferentes que ninguno de ellos se preocupó en conocer. En cambio, la profesora a quien yo llamo mi ángel se llama Mari Mesas.

El día que repetí, desde que empecé el colegio ella le dedicó estas palabras a mi madre que, después, se hizo realidad  “no te preocupes, que verás cómo Héctor sale adelante”.


 

Después, gracias a mis profesores de apoyo puede salir adelante con la ayuda. A pesar de ello, seguía habiendo profesores que aún no me entendían y me etiquetaban como alguien que no se enteraba de nada. Aun así, me saqué mi E.S.O. y una formación profesional, aunque no era la ideal para mí, fui valiente y decidí terminarlo.

Antes de finalizar la E.S.O.,  me gustaría añadir otros datos: los compañeros siempre me tachaban como el último de la clase como si fuese la oveja negra en el rebaño. Si algún amigo tuve, veía raro dicho de algún modo, pues debido a eso me pasaba la mayor parte del tiempo apartado de la sociedad, ya que me sentía un incomprendido. Así pues, las tardes me las pasaba solo en mi habitación metido en mi mundo apartado de la sociedad y también me pasaba los días subiendo solo por el monte dando saltos como si fuera una cabra montés huyendo de algo, aunque, yo huía de la sociedad. Es como si fuese Quasimodo, pero en vida real.

Después cuando terminé los estudios, estaba deseando trabajar en algo en lo que fuera: quería probar de camarero, pero mi madre decía que debido a mis dificultades y  por perdida de atención que además era Asperger, también padezco de déficit de atención, por lo cual, aunque quisiera no podía mantenerme centrado. Como mis padres alquilaban apartamentos, yo me puse a aprender sobre limpieza, para poder ayudar a mi madre con ello. Ése es el trabajo que mas ejercí, debido a que no veía otra solución y aunque echase currículum no encontraba trabajo. Así, pues, durante mucho tiempo, me dediqué a limpiar los apartamentos con mi madre. No obstante, de ese modo trabajando con mi madre me sentía protegido ocultado del mundo que no me entendía, como dije antes, Quasimodo en su campanario.

Otras veces sí trabajé en algunos sitios, como en una cocina de auxiliar pero decían que no me enteraban con las típicas frases de mi pueblo, “si te lo expliqué ayer” cuando en mi caso me lo tienen que decir dos veces, dado eso, nunca volví a tener una segunda oportunidad. También trabajé en la aceituna, pero tantos ya que a mí en el pueblo no me veían como al resto, después, me encontré un hobbie fui al gimnasio que además daba judo. Aquí también me refugiaba era un modo de estar rodeado un poco más con la gente, cuando decidí seguir con judo era por el motivo de aprender a defenderme, ya que también iba con miedo a las agresiones por lo cual me motivó aprenderlo aunque sé que algunos también me veían como un chico hecho de una forma de ser extraña. Pero al estar rodeado me solté más, al principio en judo me dejaba mucho que me dieran palizas porque era incapaz de luchar llevaba siempre mucho miedo acuestas, hasta que un día decidí coger el toro por los cuernos, bueno más bien a uke (adversario) por las solapas.

Acudí a muchos médicos y solo uno en Úbeda me diagnosticó de síndrome de Asperger, que es un síndrome derivado del autismo, ya que nos comportamos de forma diferente a la sociedad; nos cuesta más relacionarnos y a la hora de aprender nos cuesta más, pues debido a esta condición mi madre se centraba en qué trabajos podría hacer. Camarero, como antes dije, no podría hacer.

A los casi 24 años me fui a una asociación de Asperger para que, además de ayudarnos a integrarnos en el mundo, nos buscaran trabajo adecuado a ello. Les di mi currículum para que lo mandase a un centro donde buscan gente con discapacidad, pero costó encontrarlo. En mi tiempo con mis compañeros asperger, al principio me costó aceptar lo que tenía, pero con  el tiempo me di cuenta que eran mejor que mucha gente y aquí encontré mi lugar, justo lo que necesitaba: se convirtieron en mi segunda familia.

Al tiempo conseguí encontrar un trabajo, conviví con otras personas. Ese año fue mágico porque tenía tantos miedos que con apoyos me ayudaron y me hicieron levantar cabeza. Era increíble el cambio que llegué a experimentar, desde entonces me animé a hacer lo que antes no me atrevía a hacer.

 


miércoles, 14 de abril de 2021

ANÁLISIS DEL MUNDO EXTERIOR POR UNA AFECTADA POR ASPERGER

Nueva colaboración de Cristina De Inés Ruiz, la mejor forma de comprender el Asperger es conocerlo. Desde este blog voy a colaborar con ASPERGER TEA JAÉN para darle más difusión.


ANÁLISIS DEL MUNDO EXTERIOR POR UNA AFECTADA POR ASPERGER

 

Mis contactos con el mundo Asperger parten del otoño 2011, cuando Asperger Madrid me diagnosticó dicha minusvalía a los 27 años.

Todo comenzó cuando, siendo pequeña, sufrí una afasia de Broca –también llamada  afasia motora o afasia expresiva- como primer ataque de epilepsia. Desde entonces me  fue muy bien con el fármaco y no había indicios de que la cuestión se complicara. El mejor recuerdo de aquella época es –junto con mis primeros años allí- haber aprendido oratoria, guitarra y canto coral –que tuve que dejar atrás para no tener que repetir hasta  de Bachillerato-.


No obstante, no lograba madurar al mismo tiempo que los/as adolescentes de mi época –falta de comprensión del ‘doble sentido’ y poca preparación para los imprevistos, fobia a las multitudes, sentidos muy desarrollados, demasiada sinceridad, necesidad de más tiempo para determinados aprendizajes…-. De modo que, tras salir del colegio, comencé un largo paseo por varias consultas de psicología clínica que no dieron con mi trastorno. Hasta que, por casualidad, di con aquella entidad pública que me facilitó nuevas amistades y con la que empecé a colaborar en los medios de comunicación.

Mientras el esperado diagnóstico llegaba, me gradué como técnico de FP en Gestión   Administrativa con notas altas; obtuve el permiso de conducción al año siguiente; aprendí informática, mecanografía y baile; y ofrecía recitales para el Día de la Mujer y el Día de la Violencia de Género por invitación del Ayuntamiento de Sabiote, que me obsequió con varios premios. También interpreté una obra de teatro de la poetisa local.

Entré en la Complutense por la vía de Mayores de 25 Años. Lo mejor es el saber – además, aprendí italiano-, así como la atención recibida por la Oficina de Inclusión a Personas con Diversidad, que me informó del voluntariado para el Departamento de Discapacidad y Salud Mental de Solidarios para el Desarrollo que conocían y con quienes colaboré esos años. Lo pasábamos muy bien.

Cristina de Inés.

En el mercado laboral, lo he tenido muy difícil: sólo lo he conseguido sin dar de alta y/o contratada temporalmente y sujeta a cursos de formación no reglada a nivel  bajísimo o profesora por obra/servicio. Como administrativa, desarrollé unas prácticas en un bufete de abogados y una clínica de psicología en Madrid y en una agencia de seguros de Torreperogil. Lo demás, desde los 19 años, colaborando en ONGs; ofreciendo recitales para el Ayuntamiento de Sabiote organizados por la Concejalía de Igualdad o ayudando a profesores de academia a petición de éstos mientras yo aprendía informática o baile; o mejoraba los idiomas.

Ahora, desde hace más de dos años, soy profesora particular de inglés aquí, en Sabiote –incluso trabajé en la Academia de la Guardia Civil de Baeza- y, desde el curso pasado, también enseño francés; lengua y literatura; historia; geografía y temario de concursos-oposiciones. El pasado verano, enseñé aquí nivel básico de guitarra. Y, poco antes, comencé a ayudar con trabajos de Fin de Grado o Máster y tesis doctorales.

También publico ensayos lingüísticos y literarios en inglés y francés, así como  documentos sobre el síndrome de Asperger, en redes como LinkedIn. En Facebook he conocido foros muy interesantes como La Mente es Maravillosa o Síndrome de Asperger, un cerebro diferente.


Del colegio sólo mantengo contacto con tres compañeras que me apoyaron siempre, pues ellas, siendo ‘normales’, sufrieron mucho con los estudios.  Y de la escuela de baile, la directora, que colabora con Asperger Madrid al vivirlo con un hijo suyo. El resto de mis amigos de antaño son de Solidarios para el Desarrollo, el psicólogo de Asperger Madrid que me dio el diagnóstico y que ahora está en la Fundación Ángel Rivière donde he hecho otro amigo ahora-, algunos compañeros y profesores de la universidad  y mis amigos actuales: Asperger-TEA Jaén, el Coro Parroquial –entre los cuales, hay compañeros míos del teatro-, mi amiga Ana Belén –que al igual que el chico de Ángel Rivière, es más joven que yo y me quiere como una hermana-, amistades en común con ellos y una chica de Asperger Granada.

Y aquí acaba una historia como muestra de que los cerebros diferentes, así como cualquier otra capacidad extraordinaria, jamás deben ser olvidados. Muchos genios de la literatura, la música, el arte, la ciencia, la psicología, la industria del automóvil o la filosofía se fueron sin saber qué les pasaba; pero demostraron que el ‘patito feo’, el ‘soldadito de plomo’ o cualquier otro diferente, con voluntad, puede incluso más que los cerebros más convencionales. El patito feo se convirtió en un elegantísimo cisne. Asperger Madrid, como prueba, tiene publicado en su web un documento de historias de triunfadores con una condición como ésta bajo el título El Asperger no es un cuento, pero te lo contamos. Y, entre los talentos actuales y futuros con este síndrome, figuran  el informático Bill Gates, la cantante Susan Boyle y mis compañeros de las organizaciones con las que he colaborado hasta ahora.


Alejandro, un niño especial

  Alejandro fue un bebé que nació fuerte y sano. Se alegraron mucho de su nacimiento sus papás y sus hermanos mayores. A los dos años, c...