A todos nos gusta que nos traten correctamente, cuando alguien no lo hace, nos sentimos incómodos, a veces tan incomodos que evitamos a esa persona o ese lugar en el que no nos han tratado bien.
Las personas con diversidad
funcional no somos ajenas a estos sentimientos, quiero resaltar que no existen
sentimientos discapacitados, no existe el alma discapacitada. Lo esencial de las personas NO entiende de diversidad
funcional.
La
clave está en la palabra: persona. Eso debería
darnos una idea bastante aproximada de cómo tratarnos, el resto son circunstancias que rodean a las personas. “Yo soy yo y mis circunstancias” decía el famoso pensador
español D. José Ortega y Gasset.
MI EXPERIENCIA
No quiero que este blog sea un blog al uso, quiero que sea diferente
porque yo soy una persona con diversidad funcional, y no solo quiero
destacarlo, sino que quiero que marque la diferencia. Siempre que lo considere oportuno quiero explicar al
menos, parte de mi experiencia.
AJEDREZ
El ajedrez es parte importante en mi vida, me ha permitido conocer personas cuya amistad, pasados muchos años, aún conservo, visitar lugares, ganar torneos…
El ajedrez para mí es casi milagroso, porque cuando los jugadores nos dirigimos a la sala de juego, todos van más rápido que yo, incluso con sus coches, mientras que a mí me cuesta mucho más hacer ese camino.
Sin embargo, llegamos a la sala de juego, nos sentamos y, desde ese
momento las posibilidades se igualan, ¡desaparece la discapacidad! Porque lo que a mí me cuesta es moverme, pero al
ajedrez se juega con la cabeza, y
en ese sentido no tengo nada que envidiar a nadie. Por cierto, no sirve de nada
llegar antes a la sala de juego, basta con no llegar tarde y saber dónde está
el baño.
APARIENCIA Y ESENCIA
Cuando juego en un lugar en el que no me conocen, es frecuente que me
subestimen, que piensen que no sé jugar, incluso en algunas ocasiones escucho
comentarios que tendrían sentido si me hubiera presentado para jugar en el Real
Madrid, pero mi sentido del ridículo me lo impidió, por eso elegí el ajedrez,
eso sí lo puedo hacer.
He ganado muchas partidas con facilidad, simplemente porque mi rival
ha pensado que, en vista de mi apariencia, no podía jugar bien al ajedrez.
No pasa nada, estas personas, cambian rápidamente su idea sobre las
personas con diversidad funcional, se liberan de sus prejuicios al
respecto y, la mayoría se alegra
de haber aprendido algo valioso. Todo ello por el módico precio de una partida
perdida. Excepto los espectadores, que han aprendido lo mismo, pero sin perder
la partida. Son las ventajas del aprendizaje observacional.
MONITOR DE AJEDREZ
Para mí es muy gratificante observar que en mi clase de ajedrez se ha
normalizado la diversidad.
Mis alumnos solo ven a alguien que les enseña de forma amena y, que a pesar de todas
las dificultades ha conseguido muchas cosas. Es un mensaje muy valioso
para ellos, les será de gran utilidad a la hora de afrontar retos y, sobre
todo, son alumnos que crecerán sin prejuicios.
El ajedrez es solo un ejemplo, juzgar a las personas solo por su
apariencia, se repite en todos los ámbitos de la vida, es un grave
error, pero vivimos en la
cultura de la imagen, nos cuesta profundizar en la persona sin tener en cuenta su
imagen, olvidamos que la
imagen pasa, y si en el interior de esa persona no hay nada más…
Otro error muy común es fingir que has entendido lo que la persona con
diversidad funcional acaba de decir. Se nota al instante.
En una conversación con una persona con diversidad funcional, si le
cuesta hablar, hay que tener mucha paciencia, y pedirle que repita más despacio
lo que acaba de decir y que no se ha entendido.
Esto rara vez se hace, porque da vergüenza preguntar, o porque tienen
prisa. Sinceramente creo que no hay mala intención, pero, la verdad es que el mensaje
no llega a su destino, tanto si era valioso, divertido o daba pie a algo
interesante, la conversación acaba de forma abrupta, a veces tragicómica.
Un ejemplo:
- Hola Paco, ¿Cómo estás?
- Mal, acabo de ver que tu casa está ardiendo.
- Genial, ¡Eres un campeón! Hasta luego.
Esto puede ser otra causa por la
que la persona con dificultad para hablar puede aislarse, recluirse y/o buscar
ambientes más propicios en los que a las personas
sí
les interesa lo que tengo que
decir, y si algo no se entiende, me van a pedir que no me preocupe,
que se lo repita más despacio, porque tiene interés en mantener esa
conversación.
Doy por terminado el capítulo dedicado a parte de mi experiencia
personal, el resto está recogido en las siguientes recomendaciones.
Consejos
para el trato con personas con discapacidad:
Consejos generales:
·
Habla
directamente a la persona con discapacidad, no a su acompañante.
·
Piensa
que la discapacidad no es una incapacidad:
·
No
subestimes ni prejuzgues a las personas con
discapacidad.
·
Deja
que ellas hagan por si mismas todo lo que puedan hacer.
·
Pregunta
antes de ayudar y no des por sentado que necesitan ayuda.
·
Ofrece
tu ayuda únicamente si la persona parece necesitarla.
·
Que
sean ellas las que te marquen el ritmo.
·
Actúa
con naturalidad:
·
Piensa
que desean que se les trate como a iguales y evita el proteccionismo o el
paternalismo.
·
Antes
de ayudar, pregunta sobre cómo puedes ayudar.
· Realiza la ayuda con naturalidad, sin exagerar.
Consejos para el trato
con personas con discapacidad física:
·
Ofrece
tu ayuda para alcanzar o levantar objetos, abrir puertas o ventanas, utilizar
máquinas expendedoras u otro tipo de equipos.
·
En
compañía de alguien que camina despacio o utiliza muletas, ajusta tu paso al suyo.
·
Si
desconoces el manejo de alguna ayuda técnica (silla de ruedas, andador, teclado
especial…) pregunta al usuario acerca de cómo
ayudarle.
·
Para
hablar con una persona usuaria de silla de ruedas, siempre que sea posible,
sitúate de frente y a su misma altura.
Consejos para el trato con personas con discapacidad intelectual o enfermedad mental:
·
Trátale
de acuerdo a su edad, pero adaptándonos a su capacidad y recordando su condición
de persona.
·
Procura
ser naturales, respetuoso y discreto al hablar a una persona con dificultades
de comprensión.
·
Ayúdale
sólo en lo necesario, dejándole que se desenvuelva sola en el resto de las
actividades.
·
Exprésate
utilizando un vocabulario sencillo y asegurándote de que te ha comprendido. La
comunicación debe ser clara, sin ambigüedades y evitando confusiones.
·
Respeta
sus silencios y su espacio vital.
·
En
una conversación pueden responder lentamente, por lo que hay que darles tiempo
para hacerlo. Procura ser paciente, flexible y muéstrales apoyo.
·
Si
tienes que explicarle algo, hazlo con instrucciones claras y concisas,
acompañadas de modelos de acción (ejemplos, demostraciones, guiar con la mano, etc.).
· Procura
estar atento a sus repuestas, para que puedas adaptar la comunicación si fuera
necesario.
·
Facilita
su relación con otras personas.
Fuente:
http://www.crmflardero.es/InterPresent1/groups/imserso/documents/binario/consejosparaeltratoconpersonas.pdf
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